miércoles, 4 de mayo de 2011

EL ESPÍRITU DE LA REPÚBLICA



España se constituye en una "República democrática de trabajadores de toda clase que se organiza en régimen de libertad y justicia," así es como la Constitución de 1931 definía a España, con el afán de configurar una sociedad con un elevado grado de socialización, inspirada en el poder popular.

Para muchos españoles y españolas, especialmente para los de izquierda, la República es un referente histórico. Más allá de las preferencias por la forma de Estado, la idea de República está preñada de significados libertarios que dan sentido a las luchas sociales por la dignidad del Hombre.

La Constitución de 1931 ponía fin a la España del antiguo régimen, sacaba a España del Ostracismo y el aislamiento respecto a Europa; para encontrar la vanguardia en su letra, el texto hay que leerlo en su contexto, el de las antiguas monarquías absolutistas. Entre sus logros podemos citar el establecimiento del voto femenino, el sufragio universal, la configuración de la España de las Autonomías, la separación de Iglesia-Estado y el laicismo, la declaración de derechos y libertades fundamentales, la reforma agraria, etc. En esta se inspira parte de nuestra constitución actual.

La II República del 14 de abril, centró sus esfuerzos en la tarea educativa. Los hombres y mujeres republicanos pensaban que la modernidad y la liberación del hombre sólo podría venir de la mano de la educación, puso en marcha un hermoso proyecto que muchos años después tomarían los movimientos sociales y revolucionarios de América latina: las misiones pedagógicas, inspiradas en el modelo educativo de la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, cuya tarea era llevar la cultura a los rincones más remotos del campo. Las Misiones Pedagógicas centraron su interés en la educación de los adultos más marginados y en el fomento y apoyo de la labor educativa de las escuelas rurales españolas, su mayor esfuerzo estuvo dedicado a la creación de pequeñas bibliotecas en el medio rural, que permitiesen que el libro llegase a los rincones más apartados de nuestro país. Algunos de sus misioneros fueron María Zambrano, Alejandro Casona, José Vals del Omar, Ramón Gaya, Carmen Conde, Miguel Hernández o García Lorca, que constituyeron una verdadera milicia de la cultura. El equipo misionero llevó la revolución a las aldeas en forma de educación y cultura; con ese trasiego de conocimientos y saberes populares, con su cine, bibliotecas y museos circulantes, España se despertaba.

El franquismo supuso la interrupción del Estado moderno en España y la fuga masiva de talentos. En Méjico se ha dicho con razón que los grandes intelectuales exiliados de la guerra civil española, rejuvenecieron la cultura mexicana. El gobierno de Lázaro Cárdenas hizo un llamamiento en los campos de refugiados franceses para acoger a científicos e intelectuales españoles, desde Méjico se establecieron contactos con la “Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Extranjero” que se había constituido en Paris, y con la “Junta de Cultura Española” creada por la República en el Exilio, ambas organizaciones se dedicaban en esos momentos a ayudar a los intelectuales en problemas. A este fin se fundó la Casa de España en México, para que sirviera de centro de reunión y de trabajo a los intelectuales del exilio.

El franquismo convirtió a España en un oscuro calabozo, supuso la quiebra de todos estos valores y la involución, durante cuarenta años, de las conciencias de la gente. Así nos cantaba su dolor Rafael Alberti, en las coplas de Juan Panadero:La caja de mi guitarra no es caja, que es calabozo, penal donde pena España…”

Sin lugar a dudas la República está vetada, y no me refiero a su posibilidad como forma de estado, que también, sino a su mismo espíritu, que ha querido borrarse de nuestra memoria. Una y otra vez nos topamos con esa España timorata y acomplejada donde aún resuenan los ecos del franquismo, que teme re-conocerse en las luces de la República y los cementerios del franquismo para no repetir la historia.
Por ello, con la conmemoración de la II República estamos reivindicando su espíritu, el del poder popular, el de la vida y dignidad del hombre que son los que en definitiva laten en los valores de la izquierda, reivindicamos desenterrar de las fosas la memoria de tantos hombres y mujeres que lucharon por la libertad, porque sin memoria no hay futuro, en palabras de Rafael Alberti “Canto ahora a los caídos, a los que estando en la tierra ya están naciendo en el trigo”…


María José Rodríguez



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