miércoles, 4 de mayo de 2011

Quién teme a la participación


Estamos comprobando, entre perplejos e indignados, cómo desde mi entrevista en la radio SER Noroeste, en la que yo hablaba de la participación como una carencia insoportable, tanto PSOE como PP, en su reñida lucha por llegar al poder, han puesto en marcha, de forma acelerada, su maquinaria para salir al paso del tema de la participación ciudadana, especialmente el PSOE que el 31 de marzo organizó una charla sobre este asunto en Cehegín.

Pensándolo bien, esta reacción no debe sorprendernos, pues estamos acostumbrados a ese bombardeo de promesas oportunistas que se producen en campaña electoral. Ambos partidos tienen oportunidades más que sobradas para hacer realidad “eso de la participación” en cada uno de los municipios donde gobiernan. Sin embargo, no sólo no es así sino que además vienen rechazando reiteradamente las propuestas que desde IU-Verdes se han realizado en todos los Ayuntamientos donde tenemos representación; por poner un ejemplo, el concejal de IU-Mula ha presentado en esta legislatura hasta siete mociones relativas a la participación, siendo rechazadas una tras otra por parte de PSOE y PP. Otro ejemplo, ¿No es participación modificar la ley electoral para que IU-Verdes tenga las mismas oportunidades que PP y PSOE? Entonces, por qué se niegan a cambiarla?

La participación ciudadana, desde hace largo rato, constituye para IU-Verdes un capítulo fundamental en su programa de gobierno y una vieja reivindicación allá donde estamos presentes, es decir, no es de ahora que hablamos de participación. Tampoco estamos haciendo promesas electorales porque es una realidad en los pueblos y ciudades donde gobernamos, no necesitamos improvisar en conferencias sobre asunto tan relevante. La participación ciudadana es un “modelo vivo” hoy en municipios como Seseña, Marinaleda o Córdoba y también muy cerquita de Cehegín, en Bullas, donde tenemos bajo nuestra responsabilidad la concejalía de urbanismo y medio ambiente se elige pedáneo en La Copa por votación directa, gracias a una iniciativa de IU-Verdes. Estos ejemplos son, pues, nuestro testimonio vivo.

Hacer posible la participación ciudadana no es cualquier cosa, no; requiere un esfuerzo enorme, mucha voluntad y fe en los ciudadanos y ciudadanas. Es un PROCESO que lleva tiempo, que pone a andar un proyecto educativo ciudadano, su finalidad es devolver el poder a la gente para transformar y construir el mundo desde lo local. Es una propuesta pedagógica basada en el diálogo a partir del cual se re-conocen los saberes, intereses, cultura e historias de los otros.

La participación ciudadana toma como eje central los PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS, elaborados por todos y todas, lo que implica la creación de espacios de decisión ciudadana como las Asambleas de barrio y pedáneas, elección directa de alcaldes pedáneos y promoción del tejido asociativo, impulsados y coordinados desde la concejalía de participación.

a TRANSPARENCIA es el pilar que posibilita la participación, si conocemos lo que ingresamos podemos proyectar lo que vamos a gastar y a partir de aquí se iniciará el debate sobre las prioridades del gasto: qué proyectos cubren necesidades reales, cuanta gente se beneficia, de qué forma, etc. creamos así espacios abiertos para decidir, conocer y fiscalizar la gestión municipal.

En este proceso nos vamos informando/formando como ciudadanos co-responsables, aprendiendo a leer la realidad para escribir la historia siguiendo a Pablo Freire. Esta es, modestamente, una democracia que hace más difícil la corrupción y el clientelismo.

Pero más allá de las formas, mecanismos y espacios descritos, estamos hablando también de la participación en términos de reparto equitativo, e igualdad, es decir de DEMOCRACIA SOCIAL. Debemos revisar la política fiscal porque este es uno de los principales instrumentos de redistribución de la riqueza, nuestros tributos han de responder fielmente al principio de capacidad económica y progresividad para que pague más el que más tiene. El territorio con valor en sí mismo y como patrimonio común, ha de estar al servicio de los intereses colectivos presentes y futuros; el desarrollo urbanístico ha de responder a las necesidades reales de sus habitantes y no a la especulación y enriquecimiento ilícito; la vivienda es un derecho fundamental y no un objeto de negocio.

La participación constituye una dimensión de la libertad, en tanto en cuanto es capacidad de elección, en este sentido es donde la transparencia entra en juego, pues no hay elección libre sin el conocimiento real de todos los elementos en juego. A pesar de que los defensores a ultranza del neoliberalismo lo son (según ellos) en defensa de las libertades y de la democracia, la libertad y la democracia las han puesto en la billetera, es decir, directamente proporcionales a las posibilidades económicas.

Estamos hablando al fin de subvertir el orden de este mundo que unos cuantos han puesto patas arriba, escudados detrás de pantallas tecnolinguisticas que los profetas del neoliberalismo y las élites tecnócratas han inventado para hacernos ilegible el mundo y no sepamos ni donde tenemos la mano derecha. Ya está bien. Construyamos nuestro propio mundo, el mundo para nosotros, invirtiendo el sentido de abajo a arriba, local y a nuestro alcance.

Quien teme a la participación? ¿Serán esos aparatos de poder en los que se han convertido PP y PSOE?
Nosotros desde luego no, porque no nos estamos repartiendo ese botín del poder ni ningún otro, pero lo que sí vamos a ser es la piedra en el zapato en ese reparto, para esto es para lo que queremos estar presentes.



María José Rodríguez Hernández

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